Cocos, pequeños, dormidos dentro de nosotros en pequeñas larvas a la espera de despertar, pequeñas criaturas que están aletargadas que un buen día se hacen presentes y hacen crecer en nosotros sensaciones y emociones desconocidas. Ellos nos hacen entendernos, analizarnos y nos enseñan secretos ocultos, inconfesables, poniéndonos frente a ellos.
El Coco ha salido a pasear, me sube al tobogán, a los columpios del parque infantil para susurrarme “lánzate... deslízate… vuela”, me seduce con la música del tiovivo, con caballitos blancos y dorados, me envuelve en largas crines de viento, arriba… abajo… arriba... abajo… me siento mareada, mi estomago va dando vuelcos constantes, recita una letanía de peligros que celosos me miran con los ojos entonados acechando… sigilosos… prestos para devorarme.
“Tengo una muñeca vestida de azul”…. canciones, cuentos, globos, payasos, cintas de colores, cajas de sorpresas, cuerdas de saltar… vestidme que he de salir indemne de este torbellino!
El Coco ha salido a pasear, me sube al tobogán, a los columpios del parque infantil para susurrarme “lánzate... deslízate… vuela”, me seduce con la música del tiovivo, con caballitos blancos y dorados, me envuelve en largas crines de viento, arriba… abajo… arriba... abajo… me siento mareada, mi estomago va dando vuelcos constantes, recita una letanía de peligros que celosos me miran con los ojos entonados acechando… sigilosos… prestos para devorarme.
“Tengo una muñeca vestida de azul”…. canciones, cuentos, globos, payasos, cintas de colores, cajas de sorpresas, cuerdas de saltar… vestidme que he de salir indemne de este torbellino!
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